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¿Qué examen oficial me conviene? Quizá ninguno.

written by Francisco Sanjurjo

Hoy en día nos enfrentamos a una exagerada oferta de opciones y una inundación de datos – información – que encontramos difícil de procesar. De ahí el éxito de fenómenos como el “clickbait” o las “fake news”. En lo que nos interesa, hay una oferta cada vez mayor de certificaciones de idiomas, especialmente de inglés. Esto es el lógico resultado de algo que se ha convertido en un negocio multimillonario. Igual que ha pasado con el fútbol profesional, que ya es más negocio que deporte.

La principal ventaja de obtener una certificación académica es algo que no se le escapa a nadie: el reconocimiento por alguna entidad de prestigio u organismo público de los conocimientos y habilidades que tenemos. La cultura educativa en España ha llevado esto al extremo en el sentido de que en muchos casos la gente se obsesiona con “el trozo de papel” y no presta tanta atención a lo que hay detrás. Se ha convertido en algunos casos en algo tan aspiracional que la gente ni se plantea realmente lo que significan ciertas cosas.

Recuerdo una anécdota que contaba un amigo mío sobre lo que quería su madre que estudiase en la universidad. Ella estaba obsesionada con que quería que su hijo estudiase “medicina en la Universidad de Deusto”. ¡Lo que no sabía la pobre señora es que la Universidad de Deusto no tenía facultad de medicina!

Yo siempre estoy dando la paliza con que hay que tener muy claras las aspiraciones y los objetivos que se tienen en la vida, porque eso afecta a las decisiones que tomamos y a la motivación con la que nos enfrentamos a las tareas, incluido el aprendizaje de un idioma. Pero tenemos que mantener los pies en la realidad. Por ejemplo si estamos atrapados en un trabajo que no nos gusta tenemos que planear la salida adecuadamente. Si trasladamos todo esto al aprendizaje de un idioma tenemos que plantearnos dos preguntas: ¿Para qué? y ¿Cómo?

La más importante es ¿Para qué?: si nuestro aprendizaje no tiene sentido lo abandonaremos. Un objetivo grandioso y trascendente es importante, pero necesitamos pequeños objetivos parciales que nos ayuden por el camino. Una vez que tengamos esto bien planteado, podremos decidir cómo hacerlo, y una herramienta – no la única – es obtener una certificación oficial.

¿Qué nos piden?

Dependiendo de para que lo necesitemos, tenemos que fijarnos en los requerimientos del “mercado”. Por ejemplo, internacionalmente,  si necesitamos demostrar nuestros conocimientos de inglés, la certificación que nos van a pedir suelen ser el Ielts o el toefl. Por lo tanto si hemos obtenido un título de Cambridge como el First or el Advanced o tenemos la titulación de las escuelas oficiales de idiomas, no nos la van a admitir. Por lo tanto lo primero es enterarse si hay alguna estándar requerido en el entorno laboral o educativo al que queremos acceder.

El gran plan… ¿Ah, no tienes uno?

Hace unos años una alumna quería obtener el First Certificate de Cambridge. Era parte de su plan. Tenerlo era útil laboralmente – es un título ampliamente reconocido en España. Pero ese no era su objetivo final. Lo que quería era poner a punto su inglés para un objetivo profesional: una serie de certificaciones internacionales que se obtienen mediante exámenes que solamente se pueden hacer en inglés. Preparó el first certificate, obtuvo un nivel C1 y ahora tiene la certificación que realmente necesitaba, porque al obtener el “First” lo que hizo fue refrescar y poner a punto sus habilidades comunicativas en inglés.

El significado del “trozo de papel”: las competencias.

No todos los exámenes son iguales ( si no a estas alturas muchos habrían desaparecido) sino que certifican cosas diferentes. Por mi experiencia profesional, los que mejor conozco son los de Cambridge. La frase más frecuente entre mis alumnos siempre ha sido “es que esto es muy difícil”. Y tienen razón. La dificultad de los exámenes de Cambridge no viene del nivel lingüístico. Si esto fuese así podrías tener ese nivel, presentarte el día del examen y aprobar. Pero es necesario prepararse para el examen porque no se trata de quien sabe más, sino de quien sabe hacer esto o lo otro con lo que sabe.

El examen obviamente requiere destrezas lingüísticas, es decir, manejar correctamente gramática, vocabulario y pronunciación. Pero lo importante es que dando eso por sentado eso, lo que te piden es que demuestres destrezas comunicativas. Por eso el examen está dividido de acuerdo con las destrezas: writing, speaking, listening y reading. Lo que el examen pretende es asegurarse de que te puedes comunicar en inglés. En otras palabras, que eres competente en el idioma. Cada uno de los “ejercicios” de cada una de las partes del examen está diseñado para saber si tienes una destreza comunicativa concreta. Destrezas que tienes – o deberías tener – en tu lengua materna.

Y ser hablante nativo no es garantía de pasar el examen automáticamente. Muchos hablantes nativos lo suspenderían.

Infórmate

En resumen: necesitas informarte. En primer lugar de lo que quieres conseguir, o irás como pollo sin cabeza. En segundo lugar de los requisitos que pueda haber marcados por las reglas de juego de los objetivos que te hayas marcado. Finalmente, tendrás que enterarte – o buscar quien te asesore – sobre qué exámen te puede convenir.

Quizá… ninguno. Quizá la “necesidad” venía de una presión social, del “todos mis amigos lo tienen”. Quizá la “necesidad” venía de dejarse asesorar por gente equivocada. Modas absurdas, grupos de WhatsApp de padres del colegio… sacúdete todos esos condicionantes y quédate con el propósito que importa que es el tuyo. No vivimos aislados, pero tenemos que re-evaluar el peso que damos en nuestras decisiones a cosas como el prestigio (que como viene se va), las modas (lo mismo) o la presión del entorno personal o laboral. En el fondo, lo que importa es adquirir esas destrezas de las que hablaba más arriba. Poder hacer cosas en inglés – o el idioma que quieras. Ese es el superpoder que puedes adquirir. Y eso es lo importante de una certificación, lo que la hace interesante y relevante. Y no al revés.

 

¿Qué examen oficial me conviene? Quizá ninguno. was last modified: May 20th, 2019 by Francisco Sanjurjo
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